Un día, un cuervo reposaba tranquilamente a la sombra de un árbol, cuando vio acercarse a un cazador con muy malas intenciones. El ave se quedó muy quieta para no llamar la atención del hombre y vio cómo ponía una trampa para cazar y colocaba trigo encima de ella. Al cabo de un rato, una bandada de palomas llegó para comerse el trigo. En cuanto pusieron sus patitas en la trampa, una red cayó sobre ellas y quedaron atrapadas. Pero haciendo uso de su inteligencia, las palomas aletearon y, volando con la red sobre ellas, fueron con el amigo ratón y este, sin pedir nada a cambio, mordió la red con sus dientecillos y logró liberar a las palomas. El cuervo vio el acto de generosidad del ratón y deseó con todas sus fuerzas ser su amigo. Después de insistir y de que el ratón le perdiera el miedo, ambos se hicieron amigos y se fueron a vivir a un lugar donde había agua además de pastos, donde nadie les pudiera hacer daño. En su nuevo hogar, el ratón y el cuervo se encontraron con la tortuga, quien no los reconoció y, muerta de miedo, se lanzó al agua. Sin embargo, cuando reconoció la voz del cuervo, quien era su amigo, la tortuga salió tranquila. El ratón comenzó a contarles sus hazañas y cómo había aprendido a valorar la amistad sincera por encima de todas las cosas. Así los tres se fueron haciendo inseparables. Un día, llegó un venado asustado porque lo perseguían unos cazadores y tanto el ratón, como el cuervo y la tortuga lo aceptaron y protegieron. El venado permaneció algún tiempo con ellos, pero un día no volvió. El cuervo voló para buscarlo y lo encontró atrapado en una red. Regresó a contarles a los otros dos y juntos fueron a rescatarlo. El ratón cortó con sus dientes la red, pero el venado sintió mucha tristeza, porque cuando regresara el cazador la única que no podría escapar sería la tortuga. Y así fue. Al volver el cazador, el cuervo voló, el venado corrió y el ratón se escondió, y la pobre tortuga fue puesta en una red. Al ver a su amiga atrapada, los otros tres amigos idearon un plan: asustarían al cazador para que huya despavorido y de esta manera la tortuga podría escapar. El plan funcionó y el cazador corrió asustado sin parar, lo cual aprovecharon los amigos para liberar a su amiga la tortuga y todos muy felices volvieron a casa.
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Resposta:
Um dia, um corvo estava descansando pacificamente à sombra de uma árvore, quando viu um caçador se aproximando com muito más intenções. O pássaro ficou muito quieto para não chamar a atenção do homem e viu como ele armava uma armadilha para caçar e colocar trigo em cima. Depois de um tempo, um bando de pombos chegou para comer o trigo. Assim que colocaram as pernas na armadilha, uma rede caiu sobre eles e eles ficaram presos. Mas, valendo-se da inteligência, os pombos bateram as asas e, voando com a rede sobre eles, foram com o amigo rato e ele, sem pedir nada em troca, mordeu a rede com os dentinhos e conseguiu libertar os pombos . O corvo viu o ato de generosidade do rato e quis com todas as suas forças ser seu amigo. Depois de insistir e o rato perder o medo, os dois se tornaram amigos e foram morar em um lugar onde havia água além de grama, onde ninguém poderia lhes fazer mal. Em sua nova casa, o rato e o corvo encontraram a tartaruga, que não os reconheceu e, morrendo de medo, pulou na água. Porém, ao reconhecer a voz do corvo, que era seu amigo, a tartaruga saiu calma. O rato começou a contar-lhes suas façanhas e como aprendera a valorizar a amizade sincera acima de tudo. Assim, os três se tornaram inseparáveis. Um dia chegou um veado assustado porque alguns caçadores o perseguiam e tanto o rato, como o corvo e a tartaruga o aceitaram e protegeram. O veado ficou com eles por algum tempo, mas um dia eles não voltaram. O corvo voou para procurá-lo e o encontrou preso em uma rede. Ele voltou para contar aos outros dois e juntos foram resgatá-lo. O rato cortou a rede com os dentes, mas o veado ficou muito triste, pois quando o caçador voltasse, o único que não conseguiria escapar seria a tartaruga. E assim foi. Quando o caçador voltou, o corvo voou, o veado correu e o rato se escondeu, e a pobre tartaruga foi lançada na rede. Vendo o amigo preso, os outros três amigos traçaram um plano: iriam assustar o caçador para que fugisse aterrorizado e assim a tartaruga pudesse escapar. O plano funcionou e o caçador correu assustado sem parar, o que os amigos aproveitaram para libertar a amiga tartaruga e todos muito felizes voltaram para casa.