Português, perguntado por lidionarapereir, 1 ano atrás

me ajudem é para um trabalho de português.
presciso de 4 poemas com o tema estudar/ser estudante em espanhol.
quem puder me ajudar desde já agradeço!

Soluções para a tarefa

Respondido por gabyaparecida19
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Explicação:

1)El viento es un caballo: 

óyelo cómo corre 

por el mar, por el cielo. 

Quiere llevarme: escucha 

cómo recorre el mundo 

para llevarme lejos. 

Escóndeme en tus brazos 

por esta noche sola, 

mientras la lluvia rompe 

contra el mar y la tierra 

su boca innumerable. 

Escucha como el viento 

me llama galopando 

para llevarme lejos. 

Con tu frente en mi frente, 

con tu boca en mi boca, 

atados nuestros cuerpos 

al amor que nos quema, 

deja que el viento pase 

sin que pueda llevarme. 

Deja que el viento corra 

coronado de espuma, 

que me llame y me busque 

galopando en la sombra, 

mientras yo, sumergido 

bajo tus grandes ojos, 

por esta noche sola 

descansaré, amor mío.

2)Puedo escribir los versos más tristes esta noche.

Escribir, por ejemplo: "La noche está estrellada,

y tiritan, azules, los astros, a lo lejos."

El viento de la noche gira en el cielo y canta.

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.

Yo la quise, y a veces ella también me quiso.

En las noches como esta la tuve entre mis brazos.

La besé tantas veces bajo el cielo infinito.

Ella me quiso, a veces yo también la quería.

Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.

Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.

Oir la noche inmensa, más inmensa sin ella.

Y el verso cae al alma como al pasto el rocío.

Qué importa que mi amor no pudiera guardarla.

La noche esta estrellada y ella no está conmigo.

Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos.

Mi alma no se contenta con haberla perdido.

Como para acercarla mi mirada la busca.

Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.

La misma noche que hace blanquear los mismos árboles.

Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.

Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise.

Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.

De otro. Será de otro. Como antes de mis besos.

Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.

Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.

Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.

Porque en noches como esta la tuve entre mis brazos,

mi alma no se contenta con haberla perdido.

Aunque este sea el ultimo dolor que ella me causa,

y estos sean los ultimos versos que yo le escribo.

3)Nadie rebaje a lágrima o reproche 

esta declaración de la maestría 

de Dios, que con magnífica ironía 

me dio a la vez los libros y la noche.

De esta ciudad de libros hizo dueños 

a unos ojos sin luz, que sólo pueden 

leer en las bibliotecas de los sueños 

los insensatos párrafos que ceden

las albas a su afán. En vano el día 

les prodiga sus libros infinitos, 

arduos como los arduos manuscritos 

que perecieron en Alejandría.

De hambre y de sed (narra una historia griega) 

muere un rey entre fuentes y jardines; 

yo fatigo sin rumbo los confines 

de esta alta y honda biblioteca ciega.

Enciclopedias, atlas, el Oriente 

y el Occidente, siglos, dinastías, 

símbolos, cosmos y cosmogonías 

brindan los muros, pero inútilmente.

Lento en mi sombra, la penumbra hueca 

exploro con el báculo indeciso, 

yo, que me figuraba el Paraíso 

bajo la especie de una biblioteca.

Algo, que ciertamente no se nombra 

con la palabra azar, rige estas cosas; 

otro ya recibió en otras borrosas 

tardes los muchos libros y la sombra.

Al errar por las lentas galerías 

suelo sentir con vago horror sagrado 

que soy el otro, el muerto, que habrá dado 

los mismos pasos en los mismos días.

¿Cuál de los dos escribe este poema 

de un yo plural y de una sola sombra? 

¿Qué importa la palabra que me nombra 

si es indiviso y uno el anatema?

Groussac o Borges, miro este querido 

mundo que se deforma y que se apaga 

en una pálida ceniza vaga 

que se parece al sueño y al olvido.

4)Amor de mis entrañas, viva muerte,

en vano espero tu palabra escrita

y pienso, con la flor que se marchita,

que si vivo sin mí quiero perderte.

El aire es inmortal. La piedra inerte

Ni conoce la sombra ni la evita.

Corazón interior no necesita

la miel helada que la luna vierte.

Pero yo te sufrí. Rasgué mis venas,

tigre y paloma, sobre tu cintura

en duelo de mordiscos y azucenas.

Llena, pues, de palabras mi locura

o déjame vivir en mi serena

noche del alma para siempre oscura.

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