La influencia del africanismo en el espanol de america
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Los nombres de varias especies vegetales proceden de lenguas africanas, como el kimbundu, el kikoro y el lingala
Los aportes africanos a la cultura latinoamericano siguen vigentes y se sumaron al patrimonio intangible de la región. No es para menos, cálculos hechos por la Unesco indican que en cuatro siglos cerca de 11 millones de personas fueron secuestrados de África occidental y la mayoría fue enviada al Caribe para realizar labores agrícolas y mineras.
Aunque se ha analizado ampliamente la influencia musical y el sincretismo religioso, en lo referente a los aportes lingüísticos africanos hay pocos estudios.
El investigador cuestionó ambas clasificaciones, porque ninguna refleja la realidad lingüística de África y, por otra parte, evidencian un marcado racismo.
A América vinieron personas de África occidental que hablaban lenguas bantúes, una subfamilia del grupo lingüístico níger-congo, la mayor del mundo con aproximadamente 1400 idiomas. A su llegada, el español se enriqueció con nuevos sonidos.
En Cuba, por ejemplo, se han reconocido unas 200 palabras de origen bantú, usadas principalmente en las prácticas religiosas de la Regla de Palo Monte, y una menor cantidad en el habla coloquial.
Estos préstamos lingüísticos provienen esencialmente del kimbundu, lengua hablada en Angola, y del kikongo, lengua oficial de la República Democrática del Congo.
Portilla dijo que se han admitido como “africanismos” algunas palabras que en realidad ingresaron al contacto con otras lenguas como la inglesa o portuguesa. Por ejemplo, el vocablo banano primero fue adquirido por esos dos idiomas, luego fue asumido por el español. Sin embargo, su etimología sí se relaciona con la lengua wolof, otra del grupo níger-congo.
El investigador propone la aplicación de principios etimológicos rigurosos para profundizar en este tema. En el caso concreto de la palabra guaro, su uso es extendido en América Central, Colombia y Ecuador. Carlos Gagini argumentó que tiene afinidad con guarapo (un destilado de caña), y posteriormente fue reproducido en obras lexicográficas y el Diccionario de la Real Academia Española. Él lo rescató de un documento de Tomás Acosta, Gobernador de Costa Rica, fechado el 30 de enero de 1798.
ado del término kikongo se corresponde más acertadamente con el de la palabra guaro que el del vocablo guarapo. Por supuesto, quedan por aclarar las discordancias entre las formas ngwàla y guaro, así como su periplo desde el Congo hasta tierras centroamericanas”.
Así como el vocablo guaro es de uso ancestral, muchos otros extienden su raigambre hasta el continente africano, una discusión en la que Portilla sigue contribuyendo.