En defensa de la lectura: El Pensamiento del Poder del Pensamiento
Es cierto, y duro de admitir, que en nuestra
América Latina son muchos los que medran con la
ignorancia y la destrucción ecológica, con la injusticia
social y la chocante división de clases en pocos
riquísimos y demasiados en la miseria. Son muchos
los que medran con el mismo, viejo discurso que
hace dos décadas instauraba y protegía dictaduras
salvajes y hoy fomenta la vulgaridad en el arte y en
las ideas, convierte a las sociedades en mercados de
consumidores, manipula los medios de comunicación
y embrutece gente por doquier.
Frente a todo esto, ¿qué podemos hacer
nosotros? ¿Qué nos cabe hacer a los que sólo
pensamos y reflexionamos pero no tenemos
soluciones en nuestras manos ni posibilidades
inmediatas de modificar rumbos, puesto que no
tenemos poder político? Respuesta: podemos seguir
soñando y sobre todo contagiar el sueño. Y un modo
de hacerlo es trabajar forzando la imaginación para
que surjan ideas, políticas, estrategias y desarrollos
que permitan que nuestros pueblos sigan leyendo, se
resistan a la ignorancia y acaso algún día sean
capaces de forjarse un futuro que supere la
mediocridad que se avecina.
Cultura, Libertad, Amor, Ética son valores
posibles y vale la pena pensar y trabajar por
difundirlos. Forman la maravillosa conjunción que da
sentido a nuestro trabajo; son la razón de nuestra
resistencia cultural y nos vinculan con lo mejor de la
tradición intelectual latinoamericana: la de los que
sacrificaron lo más precioso que tenían – su obra y su
gloria individual – por el deseo de servir, de educar,
de influir y trascender.
Cuando digo resistencia me refiero a la
resistencia de los que luchan conscientemente contra
la ignorancia. A los que exigen cambios de rumbo y
trabajan para que se restablezcan principios y
valores. A los que piensan, escriben y publican sus
ideas con independencia y con la certeza de que esa
independencia les confiere autoridad para impulsar
los cambios sociales.
Cuando recuperamos la democracia en
América Latina, mucha gente sintió que recuperaba el
uso de la palabra. Terminaban muchos años de
silencio y volvíamos a ser dueños del pensamiento y
de la expresión. Desde mediados de los 80 hubo
cambios sustanciales en la vida latinoamericana, pero
nuestra cultura había quedado malherida. Miles de
intelectuales, artistas y científicos habían muerto o
vivían exiliados, y muchos para no volver más.
Eso demostró que es relativo que la libertad
significa por sí sola recuperar la cultura. Emergimos
muy dañados y enseguida empezamos a advertir que
la democracia es una construcción muy lenta. Medio
siglo de autoritarismo no se supera rápidamente. El
triunfo ideológico de las dictaduras fue tan grande
que aún estamos pagando las consecuencias.
Por eso es paradójico que ahora que América
Latina ha recuperado su libertad de palabra y
funcionan las instituciones democráticas, tanta gente
se siente desesperanzada. La globalización, además,
hace que muchos piensen que valores como
solidaridad, discreción, patriotismo u honradez ya no
tienen sentido, y entonces acumulan resentimiento
mientras esperan soluciones mágicas. Es una
enorme paradoja pero hoy la cultura de la libertad, en
América Latina, permite que niños de tres o cuatro
años pidan limosna en las calles.
Resistir, claro está, aquí y ahora consiste en
mejorar nuestra capacidad de preguntar. Porque una
de las enseñanzas más difíciles de inculcar en las
sociedades, que casi siempre están desesperadas
por respuestas rápidas, inmediatas y concretas, es
que el mundo de las ideas no tiene por misión dar
soluciones veloces ni mucho menos responder a lo
inmediato. Al contrario, su misión es desencadenar
lentos procesos individuales y colectivos de reflexión.
Su misión es la maduración a largo plazo que sólo
entonces, quizá, producirá cambios y mejoras en las
conductas sociales. Ésa es la alternativa de la razón.
Mempo Giardinelli
TERCER FORO INTERNACIONAL POR EL FOMENTO
DEL LIBRO Y LA LECTURA. Resistencia, Argentina,
1999, p. 16-17
Entre “pocos riquísimos y demasiados en la miseria”
(líneas 4-5), se establece una idea de:
(A) oposición
(B) negación
(C) complementación
(D) afirmación
(E) comparación
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pena que não entedo nada de espanhol
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