apanhadão historia do pensamento filosofico? alguém sabe? por favor ;)
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Aunque el pensamiento filosófico es inherente al ser humano, se considera que la filosofía nace en torno a los pensadores griegos en torno a los siglos VIII y VII antes de Cristo, mientras que en el caso hindú y chino se puede estimar, con fronteras mucho más difusas, el primer milenio a.C. (sobre todo a partir del V) como el punto de partida de su propio pensamento filosófico, diferente del occidental.
Cuando se habla de filosofía se suele aludir al punto de vista fundado por los griegos presocráticos. Después de ellos nace ya la Filosofía con mayúscula, consciente de sí misma, que tendrá en Sócrates y su discípulo Platón, así como en Aristóteles, sus nombres fundacionales.
Tras la filosofía griega, y después de las aportaciones de los pensadores latinos, no tan decisivos para la Historia del pensamiento, la irrupción de la religión cristiana supondrá un momento de reconfiguración de éste, que a pesar de todo (y superada la dependencia de la Teología) continuará imitando a los maestros del esplendor heleno. Con San Agustín y Tomás de Aquino se continuarán debatiendo cuestiones y métodos no tan distantes de los de la Antigüedad clásica, pero ahora la cuestión de la Fe ocupará un lugar principal.
Con la llegada del Renacimiento la filosofía se irá despojando otra vez de algunos barnices religiosos y el Hombre (Ser Humano) volverá a ser "la medida de todas las cosas". Los avances técnico-científicos y la llegada de la era de la Razón propiciará un segundo renacimiento filosófico, esta vez bajo el signo del propio pensamiento (cómo pensar -Descartes-, acerca de qué/sobre qué pensar -Berkeley, Hume-, cuáles son los límites y las posibilidades del pensamiento -Kant-, en qué medida éste puede dar respuesta a los principios fundamentales del universo y de la Historia humana en la que se inscribe -Hegel-). Aunque la secuenciación de esta serie no es fácil, porque los filósofos se suben a los hombros de sus mayores para llegar más alto, lo cierto es que llegamos al XIX con muchas cuestiones que afectan a las bases del conocimiento ya profundamente tratadas.
A partir del Romanticismo y del surgimiento de diversas teorías críticas, la filosofía se hace más aguda y más cáustica, en la medida en que interviene directamente en cuestiones de su contexto más inmediato: Nietsche cuestiona las bases de la Historia y de la Moral al percibir la ausencia de Dios; Marx reformula el lugar del ser humano y de la Historia desde presupuestos al mismo tiempo materialistas y deudores (por oposición) de toda la Metafísica occidental. La filosofía, si algún día lo fue, deja de ser inocente, más aún cuando ve acotado su campo de estudio ante el crecimiento exponencial de viejas y nuevas ciencias (Física, Psicología).
El siglo XX será el del estupor (ante los nuevos conocimientos, que en muchas ocasiones los tiñe de filosofía y en otras parece acorralar su objeto de estudio en la Epistemología o en la Ética), el de la caída (ante el fracaso del proyecto ilustrado, en realidad de la civilización entera, que suponen las dos guerras mundiales: Sartre) y del cuestionamiento (de la propia posibilidad de conocer a través del lenguaje: Wittgenstein), dando lugar a nuevas filosofías que irán desde el positivismo más filocientífico hasta el estructuralismo y sus secuelas, que de nuevo (Derrida, Deleuze) ponen patas arriba nuestra ilusión de objetividad y desarrollan métodos para desenmascarar todo tipo de fraudes, empezando por los fraudes ideológicos.
Cuando se habla de filosofía se suele aludir al punto de vista fundado por los griegos presocráticos. Después de ellos nace ya la Filosofía con mayúscula, consciente de sí misma, que tendrá en Sócrates y su discípulo Platón, así como en Aristóteles, sus nombres fundacionales.
Tras la filosofía griega, y después de las aportaciones de los pensadores latinos, no tan decisivos para la Historia del pensamiento, la irrupción de la religión cristiana supondrá un momento de reconfiguración de éste, que a pesar de todo (y superada la dependencia de la Teología) continuará imitando a los maestros del esplendor heleno. Con San Agustín y Tomás de Aquino se continuarán debatiendo cuestiones y métodos no tan distantes de los de la Antigüedad clásica, pero ahora la cuestión de la Fe ocupará un lugar principal.
Con la llegada del Renacimiento la filosofía se irá despojando otra vez de algunos barnices religiosos y el Hombre (Ser Humano) volverá a ser "la medida de todas las cosas". Los avances técnico-científicos y la llegada de la era de la Razón propiciará un segundo renacimiento filosófico, esta vez bajo el signo del propio pensamiento (cómo pensar -Descartes-, acerca de qué/sobre qué pensar -Berkeley, Hume-, cuáles son los límites y las posibilidades del pensamiento -Kant-, en qué medida éste puede dar respuesta a los principios fundamentales del universo y de la Historia humana en la que se inscribe -Hegel-). Aunque la secuenciación de esta serie no es fácil, porque los filósofos se suben a los hombros de sus mayores para llegar más alto, lo cierto es que llegamos al XIX con muchas cuestiones que afectan a las bases del conocimiento ya profundamente tratadas.
A partir del Romanticismo y del surgimiento de diversas teorías críticas, la filosofía se hace más aguda y más cáustica, en la medida en que interviene directamente en cuestiones de su contexto más inmediato: Nietsche cuestiona las bases de la Historia y de la Moral al percibir la ausencia de Dios; Marx reformula el lugar del ser humano y de la Historia desde presupuestos al mismo tiempo materialistas y deudores (por oposición) de toda la Metafísica occidental. La filosofía, si algún día lo fue, deja de ser inocente, más aún cuando ve acotado su campo de estudio ante el crecimiento exponencial de viejas y nuevas ciencias (Física, Psicología).
El siglo XX será el del estupor (ante los nuevos conocimientos, que en muchas ocasiones los tiñe de filosofía y en otras parece acorralar su objeto de estudio en la Epistemología o en la Ética), el de la caída (ante el fracaso del proyecto ilustrado, en realidad de la civilización entera, que suponen las dos guerras mundiales: Sartre) y del cuestionamiento (de la propia posibilidad de conocer a través del lenguaje: Wittgenstein), dando lugar a nuevas filosofías que irán desde el positivismo más filocientífico hasta el estructuralismo y sus secuelas, que de nuevo (Derrida, Deleuze) ponen patas arriba nuestra ilusión de objetividad y desarrollan métodos para desenmascarar todo tipo de fraudes, empezando por los fraudes ideológicos.
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